13 noviembre, 2020

Por: Juan Esteban Garzón – Líder de Alimentos Casai
Según el proyecto Doing Business del Banco Mundial, que proporciona una medición objetiva de las regulaciones para hacer negocios y su aplicación en 190 economías del mundo, Colombia, en “la apertura de un negocio”, cayó dos puestos en el índice Doing Business 2020 del Banco Mundial. Pese a que pasamos de la casilla 65 a la 67, mejoramos en 10 de 11 aspectos que tiene en cuenta el Doing Business. Es el cuarto país en la región con el mejor clima de negocios. La variable “apertura de un negocio” consiste básicamente en los retos para comenzar un negocio al interior de un país, incluyendo el número de pasos que nuevos empresarios necesitan cumplir, el tiempo promedio que toma, el costo y capital mínimo requerido como porcentaje del Ingreso Nacional Bruto per cápita. Según el Banco Mundial, 1.288 días son los que en promedio, un colombiano, se tarda en resolver una diferencia en el cumplimiento de una obligación económica en la jurisdicción, contado desde el momento en que el demandante decide presentar la acción ante el juzgado, hasta el momento del pago; cambios que ameritan posturas mas tajantes desde las políticas gubernamentales para diseñar un sistema mas ágil y que responda a las necesidades reales de las dinámicas económicas del país. La llegada del nuevo mileno, trajo consigo nuevas tendencias sociales, económicas y comportamentales, donde las estructuras mentales de los sujetos han sufrido tantos cambios que podría asegurarse que no existe un punto de retorno a las prácticas tradicionales de consumo, producción y comportamiento humano. Generaciones de “Millennials” y “Boomlets” integrada por personas catalogadas como nativos digitales, conforman esta nueva clase de personas, para quienes la tecnología está al alcance de la mano – a diferencia de los llamados inmigrantes digitales quienes son espectadores de los cambios tecnológicos- con una nueva percepción del mercado laboral, el consumo individual, la distribución de riqueza y en general, la propuesta de nuevos paradigmas económicos con creencias arraigadas a las nuevas formas de pensamiento digital. Hace algunos años, el emprendimiento era concebido como una forma de “escudarse” tras la negativa del mercado laboral en la contratación de los servicios personales, en el imaginario estaba el “emprendimiento” en la delgada línea de la “informalidad” y quienes se atrevían a crear empresa, en su gran mayoría, lo hacían más por obligación o necesidad que por convicción. En la actualidad, el comportamiento es completamente diferente; para las personas que nacieron entre 1980 y el año 2000, en su gran mayoría, si bien la estabilidad es importante, el “emprendimiento” y la “innovación” son los dos paradigmas que los rigen, encontrando que, aproximadamente, las tres cuartas partes de las personas que se encuentran entre los 20 y 40 años, están dispuestas a emprender e intentar sacar adelante su propio negocio, de las cuales, solo el 50% realmente hacen algo para llevar a cabo su emprendimiento, aunque, aproximadamente el 10% del total de las empresas que se establecen en el país sobreviven en el tiempo. Si bien, el emprendimiento se perfila como un soporte económico importante para las nuevas generaciones, este, debe tener unas condiciones mínimas al interior del país, donde la creación de nuevos y mejores puestos de trabajo, así como la mejoría de las condiciones laborales estén garantizadas por políticas publicas donde no se sacrifique la calidad laboral por la cantidad de nuevos puestos de trabajo, esto es, lo que se viene llamando “Emprendimiento social”, sin embargo, el “Emprendimiento social” va mas allá de tener empleos de calidad, es trascender los modelos de negocio a estadios donde además de mejorar las condiciones labores de nuestros colabores, el impacto positivo en nuestras comunidades este en la agenda diaria del actuar de la organización. El nuevo paradigma del emprendimiento es “la sostenibilidad económica, social o medioambiental de su negocio” y, por lo tanto, la existencia de los emprendimientos sociales en el mercado es mas necesaria que nunca. Aunque, muchas instituciones ya están trabajando para promover la Sostenibilidad global a través del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la contribución de las organizaciones empresariales al cumplimiento de dichos Objetivos requiere un enfoque práctico y cercano, que se adapte a la realidad social y cultural de cada región. En el futuro cercano, las organizaciones empresariales sin impacto positivo en los social, medioambiental y en el mercado, estarán destinadas a desaparecer, por lo tanto, si bien es cierto que el estado tiene una posición donde debe garantizar un ecosistema apto para que los emprendimientos sociales surjan y se desarrollen, somos nosotros los particulares los que tenemos la responsabilidad de crear y desarrollar nuevos modelos de negocio que además de su impacto positivo sean rentables y con la capacidad de ser escalables para que las soluciones a los problemas sociales y medioambientales sean cada vez mas alcanzables. 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