11 diciembre, 2023

En este Día Internacional de los Derechos Humanos, te invito a reflexionar sobre el papel transformador del emprendimiento social como motor para la garantía de derechos y la construcción de paz. Más allá de un simple modelo de negocio, el emprendimiento social emerge como una herramienta poderosa que eleva a las comunidades hacia un escenario donde sus derechos, el bienestar común, el desarrollo social es prioridad.

Por eso, desde esta posición, como director de RECON, la más grande comunidad de Emprendimiento Social en Colombia, la meta es hacer sostenible, duradero y escalable el emprendimiento social, aspirando a consolidar cada vez más este modelo de negocio que contribuye a cerrar las enormes brechas de desigualdad que se convierten en profundas fracturas en el propósito de no dejar a nadie atrás en el proceso de transformación de nuestro país.

Y es que la desigualdad se vive en diferentes flancos, desde la violencia despiadada hasta la pobreza extrema. La brecha de género se sitúa 75,1%. La pobreza multidimensional en 2022 fue del 12,9 %, según informes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).

Durante el 2023, la situación de los Derechos Humanos en Colombia ha sido alarmante. Según la Defensoría del Pueblo, 215 líderes sociales fueron asesinados en 2022, y en lo que va de 2023, se han registrado otros 111 crímenes. Los secuestros han aumentado un 39% en comparación con el año anterior, y las masacres han incrementado, según Indepaz hasta el 3 de diciembre se han presentado 90, afectando gravemente a miles de familias y personas a través de desplazamientos forzados masivos.

En el contexto colombiano, la desigualdad persiste como un desafío significativo en múltiples niveles, lo que acarrea la constante violación de Derechos. Por eso, el emprendimiento social emerge como una fuerza transformadora e inspiradora.

Más allá de ser simplemente un modelo de negocio, el emprendimiento social se convierte en un catalizador para cerrar las brechas. En un país donde el 1% de la población concentra gran parte de la riqueza, el enfoque en empoderar comunidades a través de iniciativas emprendedoras no solo busca generar ingresos, sino también fortalecer la autonomía y dignidad de cada individuo.

La inclusión social, fundamental para la construcción de paz, se convierte en el cimiento sobre el cual el emprendimiento social edifica su impacto. Al proporcionar igualdad de oportunidades a diversos grupos, se contribuye a la creación de sociedades más integradoras y menos propensas a conflictos.

En este proceso, las comunidades no son únicamente receptores, sino agentes activos de cambio. Al participar en proyectos productivos, se convierten en forjadoras de su propio destino, mejorando no solo su calidad de vida, sino también fomentando la colaboración y solidaridad, esenciales para una paz duradera y garantía de sus derechos.

¿Cómo olvidar la educación? La educación en empoderamiento se convierte en un faro guía en esta travesía. El emprendimiento social no solo dota a las comunidades de nuevas habilidades, sino que también nutre la conciencia sobre sus derechos y responsabilidades en la sociedad.

Enfrentando desafíos locales con innovación, los emprendedores sociales no solo resuelven problemas concretos, sino que también fortalecen la resiliencia de las comunidades frente a adversidades. En un país con desafíos persistentes como Colombia, esta capacidad de innovar se vuelve esencial.

El emprendimiento social, al desafiar las dinámicas desiguales de la sociedad, se convierte en un agente de cambio hacia entornos más equitativos. En un día significativo como el Día Internacional de los Derechos Humanos, celebremos el emprendimiento social como un vehículo para el cambio social. Al fortalecer comunidades desde adentro, estamos construyendo cimientos sólidos para una cultura de respeto, igualdad y dignidad, pilares fundamentales de los derechos humanos

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